Maria Elena Pizarro

Yo viajé a las provincias el martes y me traumatizó. Había cinco de nosotros (adultos) sentados en el asiento delantero del minibús:dos en el asiento del chofer, dos en el asiento de pasajeros y un pobre tipo encogido sobre la caja de velocidades. Y el hombre pegado a mi derecha trataba de apretujarme – depravado! Yo estaba furiosa, cubierta con polvo y la basta de mi pantalón con una capa de excreciones humanas que pisé en una parada en el camino.

Cuando por fín llegamos después de cinco horas de rabia por luchar con el depravado, mis anfitriones  tuvieron dificultad en reconocerme! Yo no me había dado cuenta de lo mal que me veía hasta que me dieron una toalla mojada para que me limpiara antes de comenzar con nuestro programa. Yo me limpie la cara, después ellos me pidieron muy cortésmente que me limpiara el pelo, que también estaba empolvado.   Yo lloro de risa ahora, pero en aquel entonces, estaba ardiendo. Chicas, investigación en el campo…no crean que estoy de vacaciones.

En fin…ellos me llevaron a un campamento de refugiados y conocí a mujeres de Liberia. Yo me quedé aturdida, mujeres de la edad de mi mamá se acercaron y me dijeron: ‘Yo fuí violada por cinco hombres… yo sangro cada vez que mi esposo duerme conmigo…mi flujo vaginal no para…Yo huelo mal, soy incontinente…mi matriz se está saliendo’ Y ellas hablan…Yo sólo tuve que decir ‘OK tía…gracias tía…y usted tía…quién la violó tía…lo siento tía ‘ En algún momento una de las líderes del grupo dijo: ‘Mírate, tu eres mi hija! Yo soy tu madre. Yo puedo leer. Mi hija no puede leer. Sólo mírame, tan desvalida.’

No había nada más que hacer, sólo llorar, Les digo. Todos nos unimos al llanto. Fue Triste.